¡María, consuelo de los afligidos, ruega
por nosotros! ¡Ruega por nosotros y míranos siempre para que podamos cruzar
nuestra mirada! ¡Míranos y escúchanos, María, para que puedas tomar nuestras
súplicas y puedas elevarlas al Padre! ¡María, consuelo de los afligidos, toma
todas nuestras necesidades, nuestros sufrimientos, nuestros agobios, nuestros
dolores, nuestras desesperanzas… y danos la paz al corazón para aceptar siempre
la voluntad del Padre! ¡Danos, María, fortaleza para tener la valentía y el arrojo
que tuviste siempre tú ante las dificultades de la vida! ¡Danos alegría en las
dificultades cotidianas! ¡Danos esperanza cuando nuestra fe decaiga!
¡Socórrenos cuando las dudas nos atenacen y los miedos nos embarguen! ¡María,
consuelo de los afligidos ruega por nosotros y ayúdanos a caminar firmes hacia
la gloria prometida!