El sábado 25 de octubre a las 19:00
horas, concluyeron todos los actos programados para conmemorar el XXV
Aniversario de la bendición de la imagen de María Santísima del Consuelo, con
la celebración de una Misa de Acción de Gracias, terminando la misma con el
canto de la Salve a la Virgen y el besamanos.
La Santa Misa fue predicada por nuestro
Consiliario el Rvdo. Sr. D. Antonio Ruiz Pozo, que realizó la siguiente homilía:
“De
nuevo uno de los tres grupos religiosos más importantes en el judaísmo, los
fariseos, tendiendo trampas a Jesús. Delante de la gente sencilla que lo rodea,
quieren que Jesús diga públicamente cuál
de los seiscientos mandamientos que ellos distinguen en la ley, es el más
importante. Para un judío la Ley es lo más importante, porque la Ley refleja la
voluntad de Dios. Se trata de una pregunta “trampa” con el fin de que Jesús se
“enrede” en lo que diga, y quede en evidencia ante todos. Porque para los
judíos, los 600 mandamientos de la Ley son importantes.
En su respuesta, Jesús no divaga. Va a
lo esencial, al fundamento de todo, y responde con la Sagrada Escritura en la
mano: lo principal de todo es amar a Dios. Con esta respuesta es suficiente
para los judíos y deberían quedarse por satisfechos. Pero Jesús añade el
mandamiento del amor al prójimo, que ellos nunca habrían puesto en segundo
lugar. Todos los demás mandamientos, quedan atrás. Jesús les abre la mente para
que se fijen en lo fundamental. Es un mandamiento con una doble vertiente. Ante
la pregunta de los fariseos a Jesús no le basta con responder lo ya sabido, que
el primero es amar a Dios. Siente la necesidad de expresar que unido de manera
indisoluble al amor a Dios, está el amor al prójimo. Como las dos caras de la
misma moneda. El discípulo habrá de entender que el amor a Dios se concreta
cuando se descubre en el rostro del prójimo.
El mandamiento del amor es el centro de
nuestra espiritualidad. No es un adorno a nuestra vida religiosa, ni un añadido
a nuestros actos de culto, a nuestras celebraciones. Ni es algo reservado para
un determinado tipo de personas. En realidad, si no hay amor, no se sostiene el
resto del edificio sobre el que se ha construido la fe. Si no tengo amor, no
soy nada.
Queridos
hermanos y hermanas de la Cofradía de la Flagelación: Hoy estamos
celebrando la clausura de todos los actos programados con motivo del 25
aniversario de la bendición de la Imagen de la Santísima Virgen del Consuelo y
damos gracias a Dios por este acontecimiento.
Todos hemos gozado con este
acontecimiento y , en nombre de los sacerdotes y de la Parroquia, os doy las
gracias por tanta ilusión puesta, por tanto esfuerzo realizado, por tantos
detalles de amor a la Virgen, por habernos ayudado a estar más cerca de ella,
por el cuidado y respeto que habéis mostrado hacia la parroquia, hasta en los
detalles más insignificantes.
¿De qué nos han servido estas
celebraciones? Tiempo habrá de hacer evaluación de lo acontecido y de examinar
cada una de las miles de cosas que habéis tenido que realizar. Yo, siguiendo
con el tema del evangelio, me he fijado en lo que considero lo fundamental y
así os lo comunico:
1.- Vivir y celebrar la fe y el amor a la
Virgen con alegría. A los cristianos tiene que notarse que la fe nos hace
felices, y que, en medio de todas las dificultades que nos encontremos, nada ni
nadie podrá apartarnos del amor de Dios y de su bendita madre.
2.-
Tiene que servirnos para hacernos mejores cristianos. La cofradía es
un medio que me ayuda a ser mejor
discípulo de Cristo. Yo me hago cofrade primero porque soy cristiano, y porque
el Espíritu Santo me ha dado el don de encauzar mi vida cristiana a través de
una cofradía. Ser hermano mayor, ser costalero, ser camarero o camarero de la
Virgen, etc. no es la razón prioritaria para ser cofrade, eso son medios para
realizar lo fundamental: ser mejores discípulos del Señor.
3.-
Mejorar, acrecentar la relación con la Iglesia, con la Parroquia. Las cofradías
son cauces de la Iglesia para desempeñar la tarea de la Evangelización. Como
nos ha dicho el Papa Francisco: “La Iglesia es de Cristo, los demás somos sólo
servidores”. Por tanto, las cofradías
son medios para estar más vinculados a la Iglesia, a la Parroquia, a su misión,
y no para alejarse o enfrentarse a ella.
4.-
Para aumentar y perfeccionar nuestro amor a la Virgen, madre de Dios. Cultivar el
amor hacia ella, viendo cómo vive, cómo se porta con los demás, como es su
trato con Jesús, qué nos pide a sus hijos, etc. Y eso se consigue leyendo el
Evangelio, conociendo los documentos de la Iglesia sobre la Virgen, cultivando
la oración y el culto a María en la Iglesia… Una devoción a la Virgen
fundamentada sólo en la emoción y el sentimiento se desvirtúa y nos aleja de lo
que fue, en la realidad, la madre del Señor.
Esto está expresado en lo que vemos
frente a nosotros: La Virgen a la puerta de la capilla donde está realmente
presente su Hijo, en el sagrario. El fundamento de nuestra fe, Cristo, nuestro
Señor. La puerta más segura para acceder al Señor, la Virgen. A Jesús por
María. Es lo que la Virgen nos pidió desde el principio: “Haced lo que Él os diga”.