Los dos periódicos locales publican hoy
en sus portadas y páginas interiores, un reportaje de la Estación de Penitencia
que realizó ayer la Cofradía. El diario “Lanza” bajo el título: “25 años de
amor a la Virgen del Consuelo”, y el diario “La Tribuna de Ciudad Real” bajo el
título: “Flagelación bajo un cielo azul de lágrimas y pétalos”.
25
años de amor a la Virgen del Consuelo
J. C. Chinchilla
Ciudad Real
Siempre es un día especial cuando la
Virgen del Consuelo sale del guardapasos y enfrenta la calle Quevedo para
iniciar casi seis horas de deleite y serena hermosura en el corazón de Ciudad
Real. Sin embargo ayer la ocasión fue mucho más especial, y es que la Ilustre,
Humilde y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Flagelación de
Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo celebraba los
25 años de la primera salida en procesión de su virgen.
Acompañados por hermanos de varias
cofradías con motivo del aniversario, la procesión de la Flagelación, que contó
con la participación de cuatrocientos de sus cofrades, arrancó con un escuadrón
de la asociación Virgen del Prado, a la que siguió la música de la Agrupación
Discípulos de San Juan de Puertollano.
Como siempre, la salida de Nuestro Padre
Jesús de la Bondad estuvo llena de fuerza, con un paso largo y vigoroso de sus
48 costaleros que hacía temblar de felicidad los cientos de claveles y rosas
cardenales al son de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del
Prado-La Pasión.
Tras el Grupo Joven de la Hermandad,
iniciaba su recorrido con serenidad la Virgen del Consuelo, que sobre rosas y
litrios blancos, estrenaba tres broches regalados por sus costaleros y una saya
blanca en oro donada por una familia devota de la virgen. Además homenajeaba
con un lazo negro y su primer martillo a su primer capataz, Juan Carlos
Naranjo, fallecido el año pasado.
Bajo una lluvia de pétalos afrontó sus
primeros metros, una lluvia que se repetiría en varios puntos de la ciudad, en
especial en la Merced, por sus 25 años.
Flagelación
bajo un cielo azul de lágrimas y pétalos
I.Ballestero
Hubo en la salida de la Hermandad de la
Flagelación un cielo azul que invitaba a la ciudad a la calle, y la ciudad
esperaba cubriendo las aceras. Hubo, también, una lluvia de pétalos que recibió
a la Virgen del Consuelo caída desde las balconadas en las que los vecinos
vieron a la imagen encarar el inicio de la procesión en la calle Quevedo. Hubo
también lágrimas, instantes antes de las rosas, para acompañar el balanceo con
el que se mecía Nuestro Padre Jesús de la Bondad en la tarde de primavera que fue
noche después mientras sus pies, que eran los de los costaleros, recorrían las
calles de la capital. Y hubo antes de todo eso cinco minutos de espera en los
que el guardapasos fue incienso y silencio para la oración y el homenaje, para
desear a los encargados de portar las imágenes un buen camino y para que la
cuadrilla de la Virgen del Consuelo recibiera el abrazo simbólico de los
costaleros de Nuestro Padre Jesús de la Bondad, por sus 25 años de procesionar.
Fue un instante que vivieron unos pocos
en el interior del guardapasos, pero que significó mucho para ellos. Un cuarto
de siglo llevando a la Virgen por Ciudad Real, tres costaleros que soplaron las
velas en todos y cada uno de esos años, y por delante un camino de casi seis
horas por recorrer. Las imágenes frente a frente y la voz como homenaje, el
incienso sirviendo de telón. La invitación a pedir durante el trayecto por
todos los seres queridos y los costaleros encaminando el estrecho callejón que
conecta la nave con la calle. Cinco minutos después de las cinco, los caballos
encabezando y los nazarenos pisando una calle abarrotada. Minutos después la
primera imagen, y con ella las lágrimas. Otro rato después, la Virgen del
Consuelo, y de los balcones llovieron pétalos.
La Hermandad de Nazarenos de la
Flagelación de Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santisima del Consuelo
subrayó en su salida la comunión con el barrio del que parte, ese íntimo abrazo
que no necesita de la noche para crear una atmósfera especial y resonar sentido
en una calle que se quedó estrecha para la otra mitad de esa comunión que se
produjo en la tarde de Miércoles Santo. La hermandad aportó sus elementos
característicos a las calles de Ciudad Real, el blanco como tono dominante, un
salpicar colorido por momentos y los más pequeños también ganando las calles.
El acercamiento entre la gente y la hermandad no se la perdió la alcaldesa,
Rosa Romero, que no dudó en colgarse la medalla de la cofradía y en ordenar una
levantá a la cuadrilla que portaba a la Virgen del Consuelo, que dedicó la
maniobra a la regidora. Desde allí, y por delante, una ciudad para procesionar.