Hoy elevamos nuestra mirada y nuestro corazón hacia Ella, la Madre que nunca se cansa de escuchar nuestras súplicas, la que acompaña cada jornada de nuestro trabajo, la Reina de nuestra Cofradía.
Bajo su dulce advocación de Consuelo encontramos paz en la fatiga, esperanza en la dificultad y alegría en cada logro. Sus manos abiertas nos acogen, su mirada serena nos guía, y su presencia maternal nos envuelve con ternura.
María Santísima del Consuelo, faro de nuestras vidas, refugio seguro en la tormenta, luz que ilumina el mundo. A Ti dedicamos nuestros esfuerzos, nuestras penas y nuestras alegrías.
Hoy y siempre, sé Reina, Madre y Señora de esta Cofradía, y consuelo eterno de quienes aquí encontramos en Ti nuestro amparo.