La
Flagelación celebró sus 25 años acompañada por 250 nazarenos
La Flagelación de Jesucristo ha sido una
de las iconografías religiosas más representadas y representativas del
Cristianismo. Ayer la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María
Santísima del Consuelo, conocida como La Flagelación, de extraordinaria belleza
y gran sincronización, consiguió remover las entrañas en fieles y devotos, a lo
largo de la procesión por las calles de Ciudad Real. Anduvo arropada por 250
nazarenos y fue aplaudida por miles de de personas, curiosas, creyentes y no,
que aguardaron sin impaciencia, el imponente paso del Cristo de la Bondad y la
Señora del Consuelo.
La Agrupación de Discípulos de San Juan
de Puertollano fue abriendo el desfile procesional y tras ella la Cruz Guía que
avisaba de la llega de Nuestro Padre Jesús de la Bondad. Se trata de una imagen
de gran belleza, obra del escultor sevillano Fernando Castejón López, que va
portada por 48 costaleros.
Este año, y con motivo del 25
aniversario, el Cristo de la Bondad estrenó las potencias de metal plateado,
así como un relicario a los pies. También es nuevo el respiradero trasero, obra
del sevillano Francisco Verdugo. Los claveles y las rosas moradas fomentaron
los colores del Misterio. Con el Paso iba la Banda de Cornetas y Tambores
Virgen del Prado-La Pasión de Ciudad Real.
La procesión cumplió con el horario de
salida. Así media hora después del arranque de Cristo, a las 19,30 horas en
punto, sonó el himno nacional interpretado por la Asociación Musical Mozart de
Aldea del Rey, para anunciar la salida de la Virgen del Consuelo, que fue
recibida en la calle con pétalos desde los balcones. Lució bonita portada por
35 costaleros. La del Consuelo estrenó ayer tocado, un pañuelo y un relicario
con restos de la madera del Señor de la Bondad. La Virgen iba adornada con rosas
blancas.
Si hay hermandades que tienen futuro,
esta con toda probabilidad lo tiene garantizado dada la gran presencia de
jóvenes nazarenos y bebés a los que las madres y padres costaleros vistieron
con los colores de la Hermandad.
Los momentos más intensos de la Estación
de Penitencia fueron, tal y como reconoció el presidente de la Hermandad,
Emilio Martín Aguirre, el saludo en la calle Lanza a la Hermandad de La Soledad;
el Pasaje de la Merced con la interpretación coral de las religiosas de María
Inmaculada, así como el encuentro con las monjitas de las Plaza de Santiago.
Blanco
caminar de La Flagelación
Las túnicas blancas de la Hermandad de
la Flagelación dibujaban dos largas hileras a que avanzaban hacia la puerta de
la Umbría de la iglesia de San Pedro, donde aguardaban los representantes de
las hermandades con sede canónica en este templo. Cuando todavía faltan algunos
minutos para que la Agrupación Musical Discípulos de San Juan, de Puertollano,
que abría la marcha, girase en la esquina de las calles Conde de la Cañada y
Lanza, los alrededores de la iglesia ya estaban abarrotados de público al igual
que todas las vías por las que avanzaba la comitiva que acompaña a Nuestro
Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo.
La Hermandad de la Flagelación salió a
realizar su estación de penitencia en una tarde sin dudas ni amenazas en forma
de lluvia, con un larguísimo cortejo dividido entre el tramo del paso de
misterio, con cirio morado, y el del palio, con cirio blanco.
También había una considerable
expectación en la calle Quevedo donde se encuentra el guardapasos y donde se
inició el recorrido. Para satisfacción de quienes aguardaban, el portón giró
puntual sobre sus bisagras, a las 19.00 horas, para dar paso a la cruz de guía
y detrás de ella a los integrantes de una de las hermandades más numerosas de
la Semana Santa de Ciudad Real.
La maniobra de salida, ejecutada por los costaleros a las órdenes de José Luis Serrano, recibió como respuesta del aplauso del público y el saludo musical de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión, que se situó por detrás del paso con la imagen principal tallada por Fernando Castejón.
Una vez que el paso estuvo en la calle,
la atención se centró en el respiradero trasero, tallado por Francisco José
Rodrigo Verdugo, una obra con enroscados vegetales y molduras que permite
intuir ya por donde irá el aspecto del conjunto cuando esté completo. Otro
estreno fue el de la marcha Costaleros de Bondad, compuesta por Alejandro
González Cruz.
Los niños que prácticamente abren el
tramo del paso de María Santísima del Consuelo fueron también objeto de
interés, algunos ya se centraban en la marcha conscientes de la seriedad del
momento, pero los más simplemente mostraban su gesto infantil mientras un
adulto les lleva de la mano, en brazos o
en una sillita de paseo.
Pero si la salida de la imagen de
Nuestro Padre Jesús de la Bondad mientras es lacerado por los sayones romanos,
creó expectación, aún fue mayor en el caso del paso de la Virgen del Consuelo.
De modo que una vez que la talla de Ramos Corona se encontró sobre la calle
Quevedo el aplauso fue aún más vigoroso, mientras que los honores musicales
correspondieron a la Agrupación Musical Mozart, de Aldea del Rey.
La maniobra realizada a las órdenes de
José María Pastor, tanto en la salida como en el giro para embocar por la calle
Quevedo, se ejecutó con fluidez a pesar de la dificultad y permitió a los
espectadores contemplar el delicado rostro de la Virgen del Consuelo.
A partir de ahí, un largo recorrido para
los hermanos y costaleros, pero también para buena parte de los espectadores,
de modo que algunos de los rostros que seguían expectantes la salida estaban
después frente a la iglesia de San Pedro, en la plaza Mayor y así hasta después
de la medianoche de un Miércoles Santo pleno.