Virgen
de las Lágrimas que preside la entrada de nuestra Casa de Hermandad vestida de
luto
Si estos días visitamos los distintos
templos de nuestra ciudad nos llamará la atención el ver a las imágenes de la
Santísima Virgen, dolorosas titulares de Hermandades y Cofradías, vestidas todo
de negro. El luto es la expresión medianamente formalizada de responder a la
muerte, es decir, la muestra externa de los sentimientos de pena y duelo ante
el fallecimiento de un ser querido. En los países occidentales, esto incluye
los entierros, las esquelas y ropa de luto, entre otros. En Europa continental
la costumbre de llevar ropa negra sin adornos en señal de luto se remonta al
menos al Imperio Romano, cuando la toga pulla hecha de lana de color oscuro se
vestía durante los periodos de luto. Durante la Edad Media y el Renacimiento,
las ropas propias del luto se llevaban por pérdidas personales y también
generales.
Dos costumbres destacan en la vida
cofrade durante el mes de noviembre: una más antigua como es la celebración de
misas en sufragio de los hermanos difuntos, y otra más reciente el vestir de
negro a sus dolorosas, una costumbre que en los últimos años ha tomado gran
protagonismo llegando incluso a las hermandades de gloria que también intentan,
en algunas y no en todas, presentar a su imagen titular de forma más sobria y
con colores más oscuros con el fin de hacer presente a sus fieles difuntos.
Hay que tener presente que las dolorosas
suelen adaptar a sus atuendos los colores de la liturgia. Antes del concilio
Vaticano II se podían usar mas colores, cosa que los vestidores siguen
aprovechando en nuestros días. En la actualidad desde el concilio Vaticano II
se usa el morado como color litúrgico, aunque el uso de ornamentos negros no se
ha prohibido y sigue siendo opcional.
Con respecto a los colores de las
vestimentas de las dolorosas no hay unas directrices fijas determinadas y tiene
mucha variabilidad, según funciones, culto, salida o característica particular.
En líneas generales podemos decir lo siguiente: La Cuaresma es un tiempo de
penitencia en que a la imagen se viste de hebrea despojándose de sus atributos
reales, con la intención de dar más protagonismo a Cristo, adaptándose también
de esta forma a la propia sobriedad litúrgica que impone la Cuaresma. Para los
tiempos de Pascuas, Resurrección y Navidad, tiempos de glorias, se utilizan
colores claros. Últimamente también viene influyendo algunas festividades del
calendario festivo mariano, tales como el de la Virgen de la Candelaria en
febrero para el color rojo o el de la Inmaculada en diciembre para el azul y
blanco. El morado sigue siendo el color penitencial por antonomasia.
Todo esto es solo un pequeño resumen
para entender esos cambios de atuendos que vemos en las imágenes devocionales,
especialmente en las dolorosas ya que las imágenes de gloria que pertenecen a
órdenes religiosas visten con sus hábitos correspondientes.
En las cofradías nada es improvisado,
siguen un canon simbólico heredado del arte barroco, no es solo gusto de
vestidores y camareras, que se limitan a reflejar su impronta, sino que todo
tiene un porqué, un porqué que forma parte de ese rico patrimonio inmaterial
del que es depositario nuestras corporaciones penitenciales.
Cada noviembre, y en ese negro de los
terciopelos o damascos que cubren estos días a nuestras dolorosas, están más
presente que nunca esos hermanos que ya se fueron y son parte importante de la
grandeza de nuestra Semana Santa. Una llamada para orar por ellos y de que su
recuerdo siga presente entre nosotros.