Los dos tiempos litúrgicos de
preparación a la venida del Señor, sildenafil el adviento, physician cuarenta
días de espera a su Nacimiento y la cuaresma, los mismos días de preparación
para su Muerte y gloriosa Resurrección son tiempos de penitencia en los que el
color morado es el propio de la liturgia.
Sin embargo, hay una excepción en el que
el color rosa hace acto de presencia brevemente durante ambos periodos
litúrgicos. Un rosa que simboliza alegría, aunque sea una alegría pasajera y
efímera.
Se utiliza en los domingos de Gaudete y
Laetare, es decir, el tercer domingo del Adviento y el cuarto de la Cuaresma.
En medio de un tiempo de oración,
limosna y ayuno, el rosa recuerda brevemente la alegría de en la proximidad de
la Navidad o de la Pascua.
El tercer domingo de Adviento se
denomina Gaudete y el cuarto domingo de Cuaresma se denomina Laetare.
Gaudete y laetare, palabras latinas cuyo
significado es similar, regocíjate y alégrate.
La antífona de entrada de la Misa de hoy
comienza con esa palabra que da nombre al día; “Laetare, Ierúsalem” (Is 66),
“Alégrate, Jerusalén”, de la misma forma que el del domingo de Adviento comienza
con “Gaudéte in Dómino semper” “Estad siempre alegres en el Señor”.
Los ornamentos de color rosado, que es
un morado aclarado o alegre, surgieron en la Baja Edad Media en el sur de
Italia. Se asignan a los domingos Gaudete, III de Adviento, y Laetare, IV de
Cuaresma, por ser los penúltimos de cada tiempo señalado: es un respiro en el
camino de la austeridad al divisar en el horizonte la gloria que se va a
alcanzar.
El color rosa pasó al Caeremoniale
Episcoporum y de ahí se extendió su uso, aunque nunca ha sido preceptivo, sino
“ad libitum”, es decir, a consideración o discreción del celebrante o
presidente de la celebración litúrgica.