En los últimos años, la mayor parte de
las cofradías, en especial las más cercanas a las formas sevillanas, han
volcado importantes esfuerzos económicos en dotarse de acólitos ceroferarios
--los que llevan los ciriales inmediatamente antes de los pasos-- o
turiferarios, que son los que mueven incesantemente los incensarios justo
detrás de los anteriores.
Para algunos responsables de la
organización procesional, la presencia del cuerpo de acólitos es absolutamente
imprescindible, hasta tal punto que, si no tienen ciriales propios, se piden
prestados a otras cofradías, todo con tal de que no falten. Y hay ciriales que
salen más de dos veces en una misma Semana Santa.
Los ceroferarios son casi siempre cuatro
y van dirigidos por un pertiguero, que a
golpes de pértiga en el suelo ordena levantar, bajar, detenerse o caminar.
Visten los acólitos del color de la cofradía y el pertiguero luce un ropón más
o menos abigarrado, en ocasiones con un medallón que reproduce el emblema de la
cofradía.
En nuestra Semana Santa los acólitos
ceroferarios no existieron hasta el año 1991, cuando nuestra Cofradía los
incorporó delante del paso de María Santísima del Consuelo, en nuestra primera
salida procesional el Miércoles Santo del referido año. Fueron ciriales
prestados, sin ningún valor artístico, que nos fueron prestados por la
Parroquia de San Pedro y Santiago. Como en tantas otras muchas cosas, nuestra
Cofradía fue la pionera de nuestra Semana Santa en la incorporación de ciriales
delante de un paso.