Casi sin darme cuenta amanecía ya un
nuevo Miércoles Santo y debía cumplir de nuevo con raza costalera con la última
de las tres cofradías que paseo. Día grande para mí desde mi más incipiente
juventud cofrade. Veinte años ya amarrado a la columna del Dios bueno de la
Flagelación siendo sus pies por las calles. Qué honor. Este año la unión de la
cuadrilla ha sido enorme. No recuerdo nada igual en las dos décadas que llevo
ahí debajo. He echado de menos a muchos amigos y he conocido a otros tantos.
Jamás me cansaré de decir que lo mejor de las cofradías son las amistades que
regalan. Aquella frase de Don Rafael Díaz Palacios me marcó y cuán cierta es.
El paseo con mayúsculas que le dimos a Nuestro Padre Jesús de la Bondad todavía
no me lo creo. El espíritu siempre arriba y la gente del costal derrochando
casta y raza. El barco de oro para el Pescador de Hombres surcó la ciudad y nos
regaló momentos tan emotivos como el rezo a los pies del Camarín de la Patrona
y la levantá en las Puertas del Cielo (Convento de las Hermanitas de la Cruz)
en la Plaza de Santiago.
¡¡Qué gran cuadrilla tiene el Señor de
la Bondad!! Cuánto oficio costalero se esconde tras esos faldones. Mi gente,
mis hermanos, mi sangre. Si la palabra "orgullo" tiene significado es
pertenecer a esa cuadrilla. Al terminar la Estación de Penitencia y quitarme el
costal dos sentimientos, uno externo y uno interno. Externo el abrazo a todos
mis compañeros. Interno el regustillo de las cosas bien hechas y cumplidas.
Gracias, Señor de la Bondad.
Carlos
Lillo Talavera (http://elrincondemispasiones.blogspot.com.es/2015/04/mi-semana-santa-2015.html)