A las siete en punto de la tarde, las puertas del Guardapasos se abrieron para que asomará por ellas la Cruz de Guía, tras ella más de una centena de penitentes acompañaron en su desfile procesional a Nuestro Padre Jesús de la Bondad, con sus dos nuevas figuras, el sayón y romano, que completan este paso de misterio, ya María Santísima del Consuelo.
Aún perdura el aroma a incienso, cuando el incensario de esta cofradía volvió a perfumar con olor a Semana Santa la calle Quevedo, lirio, Compás de Santo Domingo, Mata, Lanza y... Cuchillerías, allí con el "Réquiem", a cargo de la Banda de Cometas y Tambores de Nuestro Padre Jesús, Caído, inundando la Parroquia de San Pedro y entre, una multitud de ciudarrealeños se vivió, quizá, uno de los momentos más emocionantes de la Semana Mayor de Ciudad Real, al menos hasta, el momento.
Nuestro Padre Jesús dé la Bondad saludó, de manera espeluznante, a los distintos pasos que se encontraban dentro de San Pedro. Las Tres Cruces, Nuestro Padre Jesús Caído, La Virgen del Mayor Dolor, el Cristo de la Buena Muerte... seguro que se les puso los pelos de punta, como se les pusieron a todos cuantos estábamos allí.
Una y otra vez, Jesús de la Bondad saludó
en una marcha que parecía interminable y que dio paso una chicotá bien igualada
y a una preciosa saeta.
Tras Jesús, llegó María Santísima del Consuelo, que estrenó para la ocasión la bambalina y el techo de palio bordado en oro, en el que se ve la imagen de la Virgen del Prado, y con ella sus cuarenta y dos costaleros que brindaron una chicotá a pulso a Nuestro Padre Jesús Caído, que brindaron a todos cuantos se reunieron en la calle Cuchillerías una preciosa -marcha, "Amargura" de nombre.
Una tras otra; marcha tras marcha, costal
a costal, Nuestro Padre Jesús de la Bondad, "El Atado a la Columna",
y María Santísima del Consuelo, "Consuelo de todos los afligidos, realizaron
un recorrido que; sobre el papel, podía resultar larguísimo, pero que a los que
la cargaron a hombros, bajo el capirote, alumbrándoles o acompañándoles resultó
una auténtica belleza.
Diario “Lanza”. Jueves Santo 27 de marzo de 1997
