domingo, 30 de noviembre de 2014

MISA DE CLAUSURA Y DE ACCIÓN DE GRACIAS DEL XXV ANIVERSARIO DE LA BENDICIÓN DE LA IMAGEN DE MARÍA SANTÍSIMA DEL CONSUELO



El sábado 25 de octubre a las 19:00 horas, concluyeron todos los actos programados para conmemorar el XXV Aniversario de la bendición de la imagen de María Santísima del Consuelo, con la celebración de una Misa de Acción de Gracias, terminando la misma con el canto de la Salve a la Virgen y el besamanos.

La Santa Misa fue predicada por nuestro Consiliario el Rvdo. Sr. D. Antonio Ruiz Pozo, que realizó la siguiente homilía:


 “De nuevo uno de los tres grupos religiosos más importantes en el judaísmo, los fariseos, tendiendo trampas a Jesús. Delante de la gente sencilla que lo rodea, quieren que Jesús  diga públicamente cuál de los seiscientos mandamientos que ellos distinguen en la ley, es el más importante. Para un judío la Ley es lo más importante, porque la Ley refleja la voluntad de Dios. Se trata de una pregunta “trampa” con el fin de que Jesús se “enrede” en lo que diga, y quede en evidencia ante todos. Porque para los judíos, los 600 mandamientos de la Ley son importantes.

En su respuesta, Jesús no divaga. Va a lo esencial, al fundamento de todo, y responde con la Sagrada Escritura en la mano: lo principal de todo es amar a Dios. Con esta respuesta es suficiente para los judíos y deberían quedarse por satisfechos. Pero Jesús añade el mandamiento del amor al prójimo, que ellos nunca habrían puesto en segundo lugar. Todos los demás mandamientos, quedan atrás. Jesús les abre la mente para que se fijen en lo fundamental. Es un mandamiento con una doble vertiente. Ante la pregunta de los fariseos a Jesús no le basta con responder lo ya sabido, que el primero es amar a Dios. Siente la necesidad de expresar que unido de manera indisoluble al amor a Dios, está el amor al prójimo. Como las dos caras de la misma moneda. El discípulo habrá de entender que el amor a Dios se concreta cuando se descubre en el rostro del prójimo.
El mandamiento del amor es el centro de nuestra espiritualidad. No es un adorno a nuestra vida religiosa, ni un añadido a nuestros actos de culto, a nuestras celebraciones. Ni es algo reservado para un determinado tipo de personas. En realidad, si no hay amor, no se sostiene el resto del edificio sobre el que se ha construido la fe. Si no tengo amor, no soy nada.


Queridos hermanos y hermanas de la Cofradía de la Flagelación: Hoy estamos celebrando la clausura de todos los actos programados con motivo del 25 aniversario de la bendición de la Imagen de la Santísima Virgen del Consuelo y damos gracias a Dios por este acontecimiento.

Todos hemos gozado con este acontecimiento y , en nombre de los sacerdotes y de la Parroquia, os doy las gracias por tanta ilusión puesta, por tanto esfuerzo realizado, por tantos detalles de amor a la Virgen, por habernos ayudado a estar más cerca de ella, por el cuidado y respeto que habéis mostrado hacia la parroquia, hasta en los detalles más insignificantes.


¿De qué nos han servido estas celebraciones? Tiempo habrá de hacer evaluación de lo acontecido y de examinar cada una de las miles de cosas que habéis tenido que realizar. Yo, siguiendo con el tema del evangelio, me he fijado en lo que considero lo fundamental y así os lo comunico:

1.- Vivir y celebrar la fe y el amor a la Virgen con alegría. A los cristianos tiene que notarse que la fe nos hace felices, y que, en medio de todas las dificultades que nos encontremos, nada ni nadie podrá apartarnos del amor de Dios y de su bendita madre.


2.- Tiene que servirnos para hacernos mejores cristianos. La cofradía es un medio que me ayuda  a ser mejor discípulo de Cristo. Yo me hago cofrade primero porque soy cristiano, y porque el Espíritu Santo me ha dado el don de encauzar mi vida cristiana a través de una cofradía. Ser hermano mayor, ser costalero, ser camarero o camarero de la Virgen, etc. no es la razón prioritaria para ser cofrade, eso son medios para realizar lo fundamental: ser mejores discípulos del Señor.

3.- Mejorar, acrecentar la relación con la Iglesia, con la Parroquia. Las cofradías son cauces de la Iglesia para desempeñar la tarea de la Evangelización. Como nos ha dicho el Papa Francisco: “La Iglesia es de Cristo, los demás somos sólo servidores”.  Por tanto, las cofradías son medios para estar más vinculados a la Iglesia, a la Parroquia, a su misión, y no para alejarse o enfrentarse a ella.


4.- Para aumentar y perfeccionar nuestro amor a la Virgen, madre de Dios. Cultivar el amor hacia ella, viendo cómo vive, cómo se porta con los demás, como es su trato con Jesús, qué nos pide a sus hijos, etc. Y eso se consigue leyendo el Evangelio, conociendo los documentos de la Iglesia sobre la Virgen, cultivando la oración y el culto a María en la Iglesia… Una devoción a la Virgen fundamentada sólo en la emoción y el sentimiento se desvirtúa y nos aleja de lo que fue, en la realidad, la madre del Señor.

Esto está expresado en lo que vemos frente a nosotros: La Virgen a la puerta de la capilla donde está realmente presente su Hijo, en el sagrario. El fundamento de nuestra fe, Cristo, nuestro Señor. La puerta más segura para acceder al Señor, la Virgen. A Jesús por María. Es lo que la Virgen nos pidió desde el principio: “Haced lo que  Él os diga”.