martes, 12 de octubre de 2021

SOL DE MIÉRCOLES SANTO

 



En la Plaza de la Merced la noche se ha hecho dueña del ambiente y se agudiza el olor a incienso, clavel y cera. Estamos en el meridiano de la Semana santa y con ganas se espera a una hermandad joven que nos aporta todas, las ganas y realidades que bien le valdrían el título de “Hija y Maestra” De las hermandades de nuestra Semana de Pasión.

Por el Pasaje aparece la Cruz Guía, nazarenos blancos de pureza avanzan lentamente sin prisas- pues la espera de todo un año así lo desea. Mi respiración se vuelve más contenida, mi nerviosismo se acentúa y me dejo inundar por un mar de sentimientos. Parece que no va a caber, pero ahí está entrando triunfal el paso de Jesús de la Bondad fusión perfecta entre capataz, costaleros y banda. Cristo amarrado a una columna, sobre un sangriento monte de claveles rojos, está bondadoso en su suplicio y al venir y rendir saludo a la Merced me siento a gusto y percibo que el sol ha aparecido en ese momento, la Plaza y todos los que allí estamos somos iluminados por el Sol de la Bondad:

 

Diríase que camina

que tiene tacto, pulso y latido

y tibieza en las manos

y paisaje en la mirada

es un hombre solo

Bondad según Ciudad Real.

 

Transcurridos unos instantes me transfiguro con el candor de tu semblante María del Consuelo, como una ascua de luz sale por el pasaje y lentamente se aparece ante nuestra presencia. Al fijarme en tu empalidecido rostro rezo una oración y que bien me siento contigo, te intentamos consolar con marchas, meciéndote como a una reina pero no hay consuelo posible para la Madre, cada nuevo latigazo te desgarra el corazón y abres las manos sin entender; caminas detrás, sin apartar tu mirada de Él.

Cuando ya enfilas la calle Toledo, la Plaza de la Merced se va quedando sola. Pero, aunque la oscuridad de la noche, volverá a retomar su puesto, en la Plaza seguirá brillando el sol del Miércoles Santo, el sol de la bondad y consuelo.

Y no te preocupes- ya verás cómo el año que viene…

 

Con varales en volandas

entre saetas y cirios

y estrellas y rosas blancas

bajo Palio grana de silencio

con su llanto apenas lágrimas

abierta a los cuatro vientos

azules de nostalgia.

Dirán que lleva la Virgen

toda la luna en la cara

y el aire de abril rizado  

sobre sus mejillas pálidas

y todo el consuelo grande

colgando de sus pestañas.

 

J.A. Simón. Diario “lanza”, 31 de marzo de 1996, Extra de Semana Santa