La Flagelación reunida en tres días,
Viene subida en un barco, ante el
consuelo de María,
Deseosa de frente mirarlos,
Para clavarles su mirada,
Y cobijarlos en su manto.
La Flagelación reunida en tres días,
Viene subida en un barco,
Esperando encontrar el alivio y
confortar así su llanto,
Ante la reina de Santo Tomás,
Que les espera con pañuelo en mano,
Prestándole hoy su consuelo, y mañana su
propia mano.
La Flagelación reunida en tres días,
Viene subida en un barco,
Que es el barco de la fe,
al cual subimos rezando,
escaleras de cuentas granates del Prado,
y en tres días al fin hemos llegado.
No era yo devoto de tu bendito barco,
pero me he escalado con vosotros,
por las cuentas de su rosario,
durante estos tres días,
Y ya me siento embrujado,
De tus benditos ojos,
Que a este fraile carmelita han
cautivado.
¡No se si será tu mirada Madre!
¡No se si será tu llanto!
¡No se si será esas amapolas!
Que en tu pecho te han clavado,
¡No se si serán tus labios!
Pero Madre mía del Consuelo,
De Santo Tomás me voy enamorado.
Porque La Flagelación reunida en tres
días,
Viene subida en un barco,
Y yo con vosotros me quedo, aquí
cerquita junto a su lado,
Para ser uno más de los vuestros,
Carmelita descalzo ilusionado,
Prado de mi Consuelo,
De ti Señora, yo, ¡me he enamorado!
Un
fraile Carmelita Descalzo
En
Ciudad Real a 1 de Febrero de 2020