Señora mía del Consuelo…
Préstame, Madre, tus ojos, para con
ellos mirar, porque si por ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre, tus labios, para con
ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder
comulgar, pues es tu lengua patena de amor y santidad.
Préstame; Madre, tus brazos, para poder
trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame; Madre, tu manto, para cubrir
mi maldad, pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame; Madre a tu Hijo, para poderlo
yo amar, si Tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear?
Y esa será mi dicha por toda la
eternidad. Amén.
(Dios
te Salve María…)