Una
tarde tranquila de primavera
me
crucé con sus ojos llenos de pena
y
pregunté quién era Ella
Consuelo
me dijeron y ahora es mi Reina.
La
noche la pasé en vela
recordando
su mirá
y
a las claritas del día ya no me pude aguantar
caminaba
por su barrio bendiciéndolo al pasar
y
con fervor el rosario nos pusimos a rezar.
En
su mano un pañuelo de pena amarga
cinco
perlas caían sobre su cara
y
en tu suspiro madre derramas
el
Amor y el Consuelo pa nuestras almas.
Bajo
su palio de filigrana
va
tras su hijo de manos atadas
y
a la media luz del amanecer, se pone en su rostro un no se qué.
La
mecían al compás sus costaleros
con
cariño la mecían
y
las gentes al Consuelo
la
miraban y decían
bella
paloma del cielo.