Por
su nombre la conocen.
Por
su nombre y su belleza.
Porque
es la Madre de Dios,
Madre
y Abogada nuestra.
Porque
el dolor la hace guapa.
Porque
Dios quiso escogerla
para
que fuera su Madre,
por
su humildad y pureza.
La
perfección tiene un nombre
y
hechura de doncella.
Y
si no la conocéis
y
queréis conocerla.
Acercaos
hasta Santo Tomás
y,
allí, preguntad por Ella.
Que
si buscáis a María,
la
que está de gracia llena.
Allí
todos la conocen.
Allí
todos la veneran.
Y
no la llaman María.
Solo Consuelo y reina.