martes, 14 de julio de 2015

BESAMANOS



Cuando me acerco a besar
tus llagadas manos,
eres Tú
quien acaricia
mis penas y mis pesares,
mis derroteros y andares,
Santo Cristo de Bondad.

Te acompaño
Miércoles tras Miércoles Santo;
pero eres Tú la compañía
del solaz y del quebranto,
Tú, Bondad de cada día.

Y tiemblo, Señor, al pensar
qué sería de mi vida
si me faltara el aliento
de tu Consuelo y Bondad.

Beso tus sagradas manos,
me postro ante tus pies,
renovando compromiso
de esperanza, amor y fe.

Es tu rostro soberano
quien me invita a caminar:
¡Ea!
Contigo todo lo puedo,
Cristo mío de Bondad.

Del libro “PASSIO” de Joaquín Torres Campos