Sin buscarte te encontré, como el que
encuentra a su amor detrás de una esquina sin pensarlo. Me quedé quieto
contemplando tu cara sin saber ni cómo te llamabas, ni si era la primera vez
que recorrías Ciudad Real. La sorpresa se convirtió en emoción, devoción y
seguí tus pasos para poder asegurarme de lo que estaba viendo y sintiendo.
Al dejarte pregunté ¿quién es? Y me
respondieron “Consuelo” y tu nombre y tu imagen se quedaron grabados en mis
oídos y me retinas. Poco a poco supe más de ti y de tu joven cofradía, que
nació allá por 1983 y que ese año de 1991 te estrenaban y sacaban a la calle
con la ilusión del “bien hacer”.
Al siguiente año fui yo quien te buscó y
de nuevo fui sorprendido al comprobar que ya no eras Tú la única, que era tu
hijo quien te precedía. Jesús atado a una columna, flagelado, humillado pero
con toda la cara llena de amor y bondad. Y la sencillez se hizo esencia y de
nuevo sentí la emoción en mi carne cuando sus costaleros le dieron vida, con un
saber y un respeto que hicieron conmovernos a todos los presentes. Y después
saliste tú Madre de Consuelo y comprobé cuanto te quería tu joven cofradía,
dejaste de tener como palio de estrellas para que el terciopelo y la plaza
conformaran la belleza de tu paso. Tu manto desbordaba sobre los claveles
blancos y de nuevo volví a ver tu cara. Como retener tantos sentimientos en tan
poco tiempo.
El año pasado volví a verlos, como quien
vuelve a ver a su gente querida. Pero ya iba, hasta cierto punto, en busca de
Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo que habían hecho posible que
comprendiera el sentido de la Semana Santa. Y los vi salir, los esperé en la
Plaza de Santiago y me apretujé en el Pasaje de la Merced para oír la salve y
me volví a sorprender ante sus nuevos estrenos, confirmándome que su cofradía
vive para darle todo su cariño. Y de nuevo me impregné de tanta emoción para
poder recordar a mi regreso tanta belleza.
Este año, si dios quiere, volveré para
verlos y sentir la salida, volver a ver sus rostros y rezar una oración ante
ellos.
Volveré a ver el buen hacer de sus
costaleros, comprobaré sus estrenos, que cada año nos demuestran la gran
inquietud de su cofradía. Los esperaré en la Plaza de Santiago ¡qué bello
marco! y volveré a apretujarme en el Pasaje de la Merced. Y sobre todo volveré
a mi pueblo que es Valdepeñas con la idea de cuánto está haciendo esta cofradía
por Ciudad Real, tanto en su faceta de salida como en toda su vida interna.
Demostrándonos que a través de una cofradía pasional se puede madurar en la
vida de cristianos y a través de ella sentir a Cristo y a María como ejes de
nuestra existencia.
Consuelo mío que luces más que el sol
cuando Ciudad Real contempla tu
procesión.
Nunca soñaron las malvas tener más
brillo que una flor
hasta que el amor les puso manto y palio
en tu esplendor
porque tu miércoles fuera, más que de
pena de amor
que salieron tú a la calle se está más
cerca de Dios.
Publicado
por J. A. Simón en el extra de Semana
Santa del Diario Lanza en el año 1995 , en su página, 34.