Hoy a las 18:30 horas comienza en la
Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, el Solemne Triduo en honor a María
Santísima del Consuelo. Se comienza, cada día, con el rezo de la parte del
Santo Rosario correspondiente. A continuación se hace el ejercicio del Triduo
como sigue:
ORACION PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS
Virgen dolorosísima, sois el Consuelo de
los cristianos: acoged la súplica de un pecador que os ama tiernamente, honra
de un modo especial, y pone en Vos la esperanza de su salvación. Yo os debo la
vida, vos me volveréis a alcanzar la gracia de vuestro hijo; sois la prenda
cierta de mi salvación. Os pido, Señora, que me libréis del pecado, disipad las
tinieblas de mi entendimiento, alejad de mi corazón los efectos terrenos,
reprimir las tentaciones de mis enemigos y dirigid mi vida conforme a la ley de
Dios, y dadme la gracia que necesito para hacer con fruto este ejercicio, siendo
para gloria tuya y provecho de mi alma. Amén.
DÍA PRIMERO
CONSIDERACION
Virgen del Consuelo: por las lágrimas
que derramaste y el dolor que sentiste en la pasión de tu amadísimo Hijo, que
llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú
misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en
este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el
pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.
(Pídase la gracia que se desea obtener
mediante este Triduo)
Para conseguir las gracias que hemos
pedido se rezará un Padrenuestro y siete Avemarías en honor de los siete
dolores de la Santísima Virgen.
ORACIÓN FINAL
PARA TODOS LOS DÍAS
Oh, Virgen del Consuelo, aurora
resplandeciente del Divino Sol de Justicia, Consuelo de los afligidos, salud de
los enfermos, vida, refugio y amor de nuestras almas. Por lo que padeció
vuestro corazón de Madre, al ver preso y flagelado como criminal a vuestro
inocente y amadísimo Jesús, y por los dolores y lágrimas que os costó nuestra
Redención, comprada con la preciosa sangre de el Hijo de Dios, que era, a la
vez, vuestro hijo, os rogamos miréis con ojos de misericordia a los que venimos
a vuestros pies, para ofreceros nuestros corazones. Acoged benigna nuestras
súplicas, alcanzadnos las virtudes que debemos tener para servir y amar Dios;
bendecid nuestros campos, nuestras casas y nuestras familias. Llenad de paz y
alegría nuestras almas, y pues sois nuestra vida, nuestra dulzura y nuestro
Consuelo, haced Madre mía, que por vuestra poderosa intercesión descansemos de
los trabajos de la vida en la patria celestial. Amén.
Publicado
hoy en el Diario Lanza en su página 11